En el encantador pueblito de Canencia, en la provincia de Madrid, los visitantes pueden descubrir una joya culinaria: el Restaurante Colorines. Este lugar es reconocido por su cordero asado por encargo, descrito por los comensales como «increíble».
Preparado en horno de leña y servido con patatas y ensalada, el cordero asado del Colorines se ha convertido en una auténtica delicia que hace que valga la pena la visita al restaurante. Además del sabor excepcional de este plato, otro punto que destaca es el amable trato del personal del restaurante, factor esencial que contribuye a una experiencia culinaria agradable.
Aunque las raciones en términos generales son bastante generosas, algunos clientes han señalado que, en ocasiones, la ración de cabrito puede resultar insuficiente para algunas mesas, lo cual no resta mérito a su sabor inigualable.
Además del asado, otros platos del menú han recibido elogios como las patatas fritas y el cabrito. Y no solo destaca su excelente cocina, el vino de la casa, un crianza, también es muy apreciado por los visitantes.
El Restaurante Colorines no solo ofrece excelente comida, también es reconocido por su servicio atento. Un ejemplo citado por los clientes es su disposición a cambiar a los comensales de mesa si están incómodos debido a las corrientes de aire. La amabilidad del personal también se extiende a ofrecer recomendaciones acertadas en la elección de entrantes y a obsequiar chupitos a los clientes para ayudarles a ‘bajar’ las viandas.
Para culminar con una nota dulce, uno de los postres más mencionados en las opiniones es la milhojas de nata bañada en chocolate caliente, una auténtica delicia que redondea una comida excepcional.
Es un lugar que deleita tanto al paladar como al corazón. Su comida tradicional, su buen trato al cliente y su cálido ambiente hacen de este establecimiento una atención obligada para los amantes de la buen comida y el encanto rural.