Convento de San Antonio (La Cabrera)
Convento de San Antonio, la muestra arquitectónica más destacada de La Cabrera está situada aproximadamente a dos kilómetros del pueblo, a 1.190 metros de altitud sobre el nivel del mar y rodeada de unos cuidados y bellísimos jardines salpicados de fuentes y estanques.
Los orígenes del Convento de San Antonio se remontan a los siglos XI y XII, cuando los monjes benedictinos levantaron un primer monasterio del que se conserva la iglesia que, incluso, podría ser anterior, pues cuenta con algunos elementos propios de las construcciones prerrománica-visigóticas.
El templo, de modestas proporciones y escasa ornamentación, dispone de tres naves, crucero, cabecera de cinco ábsides semicirculares escalonados con cubierta de bóveda de cañón y una torre erigida en dos periodos.
Ya en el XV, la orden franciscana amplió el recinto y éste adquirió su mayor esplendor. A causa de la invasión napoleónica, los monjes se vieron obligados a abandonar el convento, al que volvieron en el año 1812 y hasta 1835, cuando, a causa de la Ley de Desamortización, fue expropiado y vendido por el Estado.
Antes de que esto sucediese, fue eremitorio, escuela de gramática, casa de retiro y noviciado y por él pasaron grandes hombres de letras y santidad de la Orden Franciscana.
Desde el mes de noviembre del año 2004, lo habita y cuida una pequeña comunidad de la Orden de los Misioneros Identes, fundada en 1959 por Fernando Rielo Pardal y que está presente en unos 20 países.
En su interior pueden verse piezas de gran valor artístico como una Virgen renacentista y las pinturas de la Comunión de la Virgen de Claudio Coello y un San Francisco del siglo XVII.